Pecco Bagnaia demostró por qué es el vigente campeón del mundo con un pilotaje frío y cerebral para salir vencedor moral en Sepang. El GP de Malasia lo ganó su compañero de equipo Enea Bastianini por delante de Álex Márquez, pero su tercera plaza le bastó para llevarse la primera de las tres finales con Jorge Martín por la corona de MotoGP. El aspirante madrileño tuvo que conformarse con la cuarta posición tras enseñarle la moto hasta en tres ocasiones a su gran rival. El español del Pramac pone rumbo a la siguiente ronda de su batalla por el título con 14 puntos de desventaja sobre el líder del mundial.
El número uno vio cómo Martín se pasaba de frenada en la primera curva del gran premio para intentar colocarse al frente del grupo con la intención de controlar mejor el ritmo de sus compañeros de marca. Esa agresividad hizo caer al español de la segunda a la quinta plaza en la segunda curva, aunque antes de cerrar el primer giro ya se situó a la estela de Bagnaia tras superar a Marco Bezzecchi sin mayor dificultad. El campeón italiano, también precavido en la salida, dejó a Bastianini y Márquez escaparse por delante para centrarse en aguantar su posición preferente sobre el pretendiente al trono.
El madrileño, siempre ambicioso, mantuvo la línea directa con la Ducati oficial de Bagnaia y tras una breve tregua de una vuelta, le metió la moto en la penúltima curva en un esperado careo entre ambos candidatos. Saltaron chispas y el líder no quiso dar el brazo a torcer ante el órdago de Martín. Las gradas rugieron con ese primer duelo en la tercera vuelta, que fue todavía más espectacular en la cuarta y quinta curvas del siguiente giro. Martín frenó muy tarde para salir primero y encarar una de las curvas más críticas del trazado por delante de su rival, pero Bagnaia se mantuvo en paralelo por el exterior a casi 200 km/h y mantuvo a raya al español.
La loable defensa del italiano zanjó las hostilidades entre ambos contendientes en la quinta vuelta, cuando de repente Martín se descolgó a casi un segundo del campeón. Allí terminó el asalto malayo por el título, a la espera de los próximos acontecimientos en Doha, la semana que viene, y Valencia, donde el próximo 26 de noviembre finaliza el Mundial de MotoGP. Después de varias carreras consecutivas donde el madrileño salió convencido de ser el más fuerte, fuera positivo o negativo el resultado, en Sepang fue el turinés quien emergió hinchado de confianza. Aunque perdió puntos el sábado, una vez más supo como recuperar su mejor forma los domingos, los días que más cuentan, al fin y al cabo.
Bastianini reivindica su posición
Martín no solo vio como Bagnaia le ganaba el pulso por el Mundial. También observó cómo Bastianini, el hombre que le arrebató a última hora su lugar en el equipo Ducati oficial, firmaba su mejor fin de semana y primera victoria del año justo cuando los dirigentes de la marca de Bolonia han reconocido que están recapacitando sobre esa decisión. Hacía más de un año que ‘Bestia’ no triunfaba en MotoGP tras su espectacular campaña de cuatro triunfos que le llevó al garaje del mejor equipo de la parrilla. Afectado por dos desafortunadas lesiones y una adaptación complicada a las exigencias de ser piloto oficial de la fábrica que marca el paso en MotoGP, Bastianini recordó a todo el mundo que él merece también el puesto que ocupa en el conjunto de referencia en el Mundial.
El riminés de 25 años, más de un año después, se resarció con un triunfo de bandera a bandera después de su temporada más dura en el certamen. Se lesionó nada más debutar con el rojo de la Ducati oficial en el GP de Portugal, y cuando ya parecía totalmente recuperado tuvo otro golpe de mala suerte en el GP de Catalunya. En total, se ha perdido seis citas a consecuencia de las lesiones y su mejor resultado del año había sido hasta ahora una octava posición. La victoria en Malasia reivindica que, con otro guion, quizás hubiera estado también inmiscuido en la batalla por el Mundial.
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