Pocos espectadores reconocerían a Jeremy Podeswa (Toronto, 61 años) viendo su rostro, pero muchos identifican su nombre tras haberlo visto en infinidad de títulos de crédito. A pesar de que en el mundo de las series los directores viven en un segundo plano, el canadiense se ha convertido en un icono de la televisión desde detrás de las cámaras. Lo ha logrado a base de participar en algunas de las ficciones clave de la historia reciente. Fue uno de los pioneros en la fiebre de las series al dirigir capítulos de A dos metros bajo tierra y Boardwalk Empire en plena edad de oro de HBO y de la versión de Queer As Folk de Showtime. Los responsables de Juego de tronos contaron con su veteranía para que se hiciera cargo de algunos de sus episodios más importantes y esperados. El de la revelación de la identidad de Jon Nieve, al final de la temporada 7, lleva su firma. Ridley Scott también ha confiado en él para legarle una de sus sagas más respetadas. Podeswa dirigirá el primer episodio de la miniserie Blade Runner 2099, que estrenará Prime Video en un futuro cercano, y también será uno de sus productores ejecutivos.
Cuando se reunió con Scott, el guion de ese primer capítulo ya estaba escrito y los del resto de episodios estaban algo avanzados, cuenta en noviembre el director canadiense a este diario durante el festival de cine de Tesalónica, donde participó con una masterclass en las jornadas dedicadas a la televisión. El realizador británico le explicó que no podría grabar el piloto porque su agenda estaba ocupada con la secuela de Gladiator y le cedió el testigo. La historia servirá como secuela del clásico protagonizado por Harrison Ford en los ochenta y de Blade Runner 2049, con Ryan Goslin como protagonista y dirigida por Denis Villeneuve. “Vamos a mantener la esencia de la película original. Es una de las cosas de la que hablamos Ridley y yo desde el principio. Aunque él tampoco ha sido muy estricto en cuestiones como la estética y el estilo. Está abierto al cambio”, advierte el director sobre esta miniserie que comienza a grabarse en la primavera de 2024. “Los problemas que plantea al ser humano el uso de la inteligencia artificial van a seguir presentes en las tramas”, desvela Podeswa, quien asegura que intentará mantener vivo “ese juego brillante entre pasado y futuro” que plasmó Scott en su largometraje de 1982.
El director canadiense entiende Blade Runner como “una de esas historias que han planteado cuestiones universales y atemporales y que han construido un universo propio, como pasó con La Guerra de las Galaxias. Por eso puede adaptarse a muchos formatos”. En los últimos años, varios cortometrajes y hasta una serie de animación han convertido la adaptación del relato corto de ciencia ficción de Philip K. Dick en una fructífera franquicia. “El dilema que planteó en su momento era bastante novedoso para la época. Y además es un asunto que se ha mantenido e incluso aumentado en el tiempo. Lo que antes era una idea abstracta es ahora una realidad para los espectadores”, comenta Podeswa.
Televisión seminal
El director admite que, mientras grababa en 2001 la primera temporada de A dos metros bajo tierra, sabía que iba a nacer una serie especial y diferente al resto. Pero jamás imaginó que iba a ser tan seminal e influyente para el resto de creadores durante tanto tiempo. “Estaba claro que era televisión de primera. Los guiones eran preciosos, lúcidos y divertidos. El reparto era perfecto y el estilo visual impecable”, recuerda. “Lo que no sabía era que algo que exigía tanto al espectador iba a ser tan bien aceptado por los críticos y la audiencia”, continúa. El canadiense explica que lo notó incluso en su vida personal: “Fue la primera vez que vi a la gente de mi entorno reunirse en una casa todas las semanas para ver un nuevo capítulo de una serie”.
Algo similar ocurrió, en otro contexto, cuando se encargó de lanzar la versión estadounidense de Queer as Folk, la primera ficción que puso la perspectiva gay en el centro de la historia ante una audiencia global. “Vi la original británica de Russell T. Davies y era tan explícita que me estalló la cabeza. Era verdaderamente progresista. Por un lado, teníamos la ventaja de contar ya con un referente directo a la hora de hacer historia en la televisión estadounidense. Por otro, teníamos que hacerlo en una sociedad muy diferente a la europea. Las escenas de sexo, por ejemplo, eran muy distintas. En nuestro caso, el mero hecho de grabarlas ya era un acto político”, defiende.
A menudo, los directores tienen que empaparse de la identidad ya definida de una serie para hacerse cargo de tan solo un capítulo. “Es una profesión algo ingrata pero bien pagada”, admite Podeswa. Prueba de ello es que el sindicato de directores también renegoció su contrato este año para ajustar sueldos y derechos laborales pero, a diferencia de los guionistas y actores, no fueron a la huelga al considerar que esas mejoras eran satisfactorias. “El asunto de la Inteligencia Artificial les afecta de forma mucho más directa. Y era algo que había que delimitar”, comenta.
Jeremy Podeswa está acostumbrado que su trabajo consista en saltar en un tren en marcha que ya está perfectamente engrasado. Precisamente, uno de los momentos más complicados que recuerda de su carrera coincide con uno de los más placenteros como espectador: el visionado en un pase privado el capítulo piloto de Broadwalk Empire que dirigió Martin Scorsese. “Él es un genio que rodó su episodio en más de un mes y con un presupuesto muy alto. Timothy Van Patten y yo nos encargábamos de los capítulos siguientes. Teníamos que grabar cada uno de ellos en 10 días y con mucho menos dinero. Al ver esa maravilla que había hecho Scorsese, nos miramos y dijimos: Estamos jodidos”, recuerda.
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