“La gente ve cosas donde no las hay y no ve cosas donde las hay”. Con pasmosa sencillez, Salma, una de las nominadas de esta semana en Operación Triunfo, ha definido la hipermetropía emocional que desde hace generaciones engorda las cuentas corrientes de los psicólogos y pone a prueba el músculo de la amistad. La reflexión de la malagueña ha sido provocada por su salida de la Academia para celebrar la Nochebuena en familia. La mayoría siguió los consejos de los responsables del formato y evitó las redes sociales para preservar su experiencia sin que la mirada ajena les condicione, mientras otros como Salma se han refocilado en ellas. Y lo que ha visto no le ha gustado.
Algunas actitudes malinterpretadas por el implacable sanedrín que analiza cada frame en las redes sociales llevaron a que fuese catalogada de acosadora, algo que ella ya había percibido en los abucheos del público. Una vez confirmada la hostilidad de parte de los espectadores, aunque tiene mimbres de antagonista que se redime en la última batalla a lo Severus Snape en Harry Potter o Regina George en Chicas malas, optó por arrogarse la carta de la pena. Entre llantos y miradas furtivas a cámara lanzó frases enigmáticas en las que parecía dar a entender que dentro de la casa se estaba horneando un drama amoroso mayúsculo. Comentarios como “he hecho tanto por ella, no me la esperaba así” o “llevo un mes sin dormir sola” enardecieron a ese nutrido grupo de espectadores para quienes la música que suena en las galas solo es la banda sonora de las intrigas y pasiones que adivinan entre los muros de la Academia y a los que el programa alimenta consciente de que hoy el salseo es el principal combustible de este tipo de formatos. Nota: hace dos semanas esa parte del fandom que hoy está segura de que Violeta es la razón del despecho de Salma, afirmaba con idéntica rotundidad que Violeta estaba inmersa en una relación secreta con Chiara, lo que provocó que acabasen cantando a dúo I Kissed a Girl de Katy Perry. Sutileza.
Para mantenerse una semana más en la Academia, Salma eligió Cuando zarpa el amor, pero despojándola de toda la alegría y el refrescante entusiasmo del que Camela dotó a una canción sobre el desamor y transformándola en una balada dolientecon Manu Guix al piano como único acompañamiento, el equivalente a eliminar el humor surrealista de Amanece que no es poco para transmutarla en un drama rural a lo Benito Zambrano. Un mal de moda. En That ‘s My Jam vimos cómo Amaia, una de las responsables vía carisma de que siga existiendo OT, destrozaba innecesariamente Ni tu ni nadie siguiendo idéntica ruta. ¿Qué será lo siguiente? ¿Yo quiero bailar en versión saeta? ¿Mayonesa en forma de lied? Así como la comedia nunca alcanza el mismo estatus intelectual que el drama, la música de baile no tiene nada que hacer frente a las baladas en la valoración de la crítica. Al igual que había hecho Alaska, Dioni, el cincuenta por ciento de Camela, mostró su entusiasmo en X. Aunque lo único que se merecía esa actuación es que la policía de la música se hubiese personado en el plató para llevarse a Salma y Manu esposados acusados de malrollismo en primer grado y de quitarnos las ganas de vivir con nocturnidad y alevosía. Como si no hubiese ya suficiente tristeza en el mundo.
Podemos fingir que nos escandaliza lo desigual que se manifiesta la parte musical frente al puro chisme, pero se revelará postureo cuando a continuación vayamos a Netflix a buscar Maestro para ver con quién se encamaba Leonard Bernstein
A falta de una fuerza de orden que pusiese idem en el asunto, fue el público quien canceló el drama para un solo personaje en el que Salma convirtió su paso por OT y mantuvo a Alex Márquez una semana más en la Academia. Sin hacer mucho ruido, y gracias a una canción del ex Auryn Dani Fernandez, recibió más del sesenta por ciento de los votos para desesperación de las redes sociales. No menos desolación sospecho entre los responsables de la Academia viendo cómo se les escapaba la oportunidad de adjudicar a Salma y Violeta Red flags de Marlena.
Cultura musical y mirada viejuna
El OT de Amazon Prime Video se ha desprendido de mucho contenido superfluo, pero también de algunos aportes que sin ser esenciales lo diferenciaban para bien como las clases de cultura musical de Gulle Milkyway, Zahara o Miqui Puig. Según Tinet Rubira, director de Gestmusic, por un asunto de derechos. Se echan de menos cuando se contemplan las caritas de pez de los concursantes al escuchar el nombre de Suzy Quatro o reconocen Only You por Selena Gomez y no por Yazoo. Momentos en los que desde una mirada viejuna resulta tentador lanzarse a su yugular, pero también preguntarse cuántos que se cimbraron con el Girls Just Wanna Have Fun de Cyndi Lauper sabían que era una versión de un tema de Robert Hazard o conocían Eloise por Barry Ryan y no por Tino Casal. Mejor quedarse con que gracias al dúo de Bea y Violeta hoy habrá quien descubra a Alison Moyet. Al igual que habrá quien haya escuchado pop coreano por primera vez merced al Dynamite de BTS interpretada por Álvaro y Martin. Este último, uno de los favoritos indiscutibles, resultó incomprensiblemente nominado por Buika, que ha empezado el año tan expeditiva como lo terminó. Como era de esperar, los profesores le salvaron mientras los alumnos rescataban a Álvaro, que se impuso por escaso margen al nuevamente nominado Alex. Nadie, ni uno solo de sus compañeros, escribió en la pizarra el nombre de Paul. Como existe desde la primera edición y es parte de la mecánica del concurso, hemos interiorizado que cada alumno elija a un compañero, pero es una muestra de crueldad que parece más propia de una película estadounidense de institutos que de un programa que afirma estar preocupado por el bienestar global de sus participantes. ¿Qué parte de ser popular te hace mejor cantante?
Esta semana el programa no pudo sustraerse a jugar con la inocencia de los concursantes y día 28 les hizo creer que recibirán la visita de Alejandro Sanz, aunque la verdadera inocentada fue que Ruslana tuviese que enfrentarse al SloMo de Chanel, —que a pesar de su buen hacer sin el tour de force de la hispano-cubana volvió a ser el mismo tema simplón y vulgar que no interesó a nadie antes de la semifinal del Benidorm Fest— mientras otros ejecutan temas tan relajados como La vida moderna de Veintiuno y Love of lesbian. La de “le llamáis poliamor a los cuernos de siempre”, única frase que recordaba Salma, perejil de todas las salsas. Ni los autores de la canción pudieron evitar apuntarse a su obra teatral y le respondieron vía X. Podemos fingir que nos escandaliza lo desigual que se manifiesta la parte musical frente al puro chisme, pero se revelará postureo cuando a continuación vayamos a Netflix a buscar Maestro para ver con quién se encamaba Leonard Bernstein.
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